Como dijeron Alex y Christina: “¡Chas! Y aparezco a tu lado», pero esta vez desaparece. Sin mediar palabra, sin explicaciones, ni siquiera una excusa. Ahora es un espectro, un olor que ya forma parte del pasado en segundos.
Y de repente estás inmerso en una alucinación transitoria con mucha literatura, cero responsabilidad afectiva y la ansiedad del no saber.
Tres minutos de pop del bueno con melodías pegadizas a base de coros y sonidos de guitarra, un puente marca de la casa, una base rítmica que nos evoca a los mejores The Cure, y una coda final de lo más urbana. Una muestra más de cómo este dúo es capaz de embelesarnos.
En la música, como en la vida, a veces tenemos preguntas sin respuesta, melodías contagiosas, y algo que se desvía del punto de la perfecta entonación causando desagrado, ¿no? Pues eso, Desafinada.